lunes, 25 de enero de 2010

Normalización lingüistica

La semana pasada circuló por todos los medios de comunicación españoles una noticia curiosa: En Cataluña se está sancionando a los comercios que tienen carteles en castellano en sus locales con multas que rondan los 1.000€. La razón de que las autoridades catalanas actúen de esta manera es “la normalización lingüística del catalán”, que obliga a que todos los carteles y rótulos de cualquier comercio o empresa asentados en Cataluña estén en catalán, aunque permiten magnánimamente que además estén en otros idiomas.


Necesito aquí hacer unas aclaraciones a mis amigos internacionales: el castellano es un idioma de raíces latinas que tuvo su origen en la península ibérica, idioma oficial en España, y en todo el mundo se le conoce como idioma español menos en España donde se le llama castellano. Cosas de la corrección política, así que no intentéis comprenderlo. Otro dato necesario para entender este artículo: Cataluña es una de las 17 Comunidades Autónomas que conforman el Estado Español, donde además del castellano tienen otro idioma oficial propio, el catalán.

Entre todos los reportajes, el que más me llamó la atención fue una entrevista a la multada dueña de una mercería de Hospitalet, que con un marcado acento catalán comentaba que la mayoría de sus clientes eran de origen sudamericano, y que si ponía los carteles en catalán no los entendían y luego venían los problemas con las devoluciones. En otro de los resúmenes salió un cargo de la Generalitat quitándole importancia a la noticia, y aclaró que estas inspecciones en los locales no se realizaban de manera arbitraria, sino que tenía que existir una denuncia previa por parte de un cliente ofendido. Esto me tranquilizó. La Historia tiene muchos ejemplos que demuestran la eficacia de los sistemas de control basados en la denuncia ciudadana: Los prodomos post-reconquista, la Santa Inquisición, la Guerra Civil… Es cierto que el carácter latino hace que  algunas denuncias sean generadas por la envidia o la venganza, pero estos excesos son asumibles a cambio de tener un gran ejército de abnegados ciudadanos dispuestos a sanear el entorno.

Como madrileño, hay otra cosa que me preocupa. Ruiz Gallardón, flamante alcalde de Madrid, es un lince para descubrir nuevos sistemas de recaudación para la ciudad y siempre está al tanto de las innovaciones que se aplican en otras grandes ciudades. Imaginen lo que podría llegar a facturar con una “normalización lingüística del castellano” en Madrid. Hay un autentico filón en los pubs irlandeses (Wine & Spirits), los McDonalds (I’m loving it!) y en los concesionarios de automóviles (Wir Feben Autos)

1 comentario:

  1. Pues sí. Es lo que tiene que el sustituir el idioma como modo de comunicación por su uso como "elemento de construcción nacional", de nacioncitas claro es.

    Saludos. Víctor.

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