A pesar de lo que algunos expertos plantean en algunas mesas
redondas, yo creo que los usuarios de internet son tan tontos como el resto de
la sociedad. O tan listos. Sencillamente porque son los mismos. Y es que desde
que el mundo es mundo han existido chorizos
intentando engañar a los demás, y pardillos
que picamos. El tocomocho, el beso del sueño, las cartas nigerianas, las ventas
piramidales, son estafas con un rancio abolengo. No ha quedado registrado, pero
estoy casi seguro que a algún cruzado despistado le vendieron la pirámide de
Gizeh como material de construcción para su nuevo castillo.
El phising, los
spyware, los ordenadores zombies, el timo del teletrabajo no son más que la
evolución de estos engaños para aprovechar
las nuevas tecnologías, como ya se ha hecho anteriormente con las suscripciones encubiertas en sorteos por
SMS, los falsos inspectores del gas, las tarjetas clonadas en restaurantes o
las participaciones preferentes sin reembolso, por poner algunos ejemplos. ¿Acaso
no se vendían minas de oro falsas en Alaska y viagras vegetales antes de la
invención del email?
Que las estafas sean todo un clásico no significa que no
reaccionemos. Ya deberíamos saber que hay que actuar lo más rápido posible para
dificultar al máximo la actividad de los tecno-delincuentes:
-La justicia debe dedicarse a perseguir a los malos, y actualizar
sus métodos utilizando también las nuevas tecnologías, como han hecho con los
radares de carretera, las videocámaras o las escuchas telefónicas.
-Los legisladores tienen que darle armas a la justicia para
la lucha: definir los nuevos delitos, regular los nuevos mercados
internacionales, firmar tratados internacionales para poder perseguir a los malhechores
hasta Liberia o Cualquieriskistán si llegara el caso, como han hecho en otros
casos: la ley del secreto bancario, la regulación de los SMS Premium o las
creación de los mercados financieros regulados.
-¿Y los simples mortales? Tenemos que actualizar nuestros
sistemas de enseñanza y aprendizaje a los nuevos tiempos: a la manidas frases
“No se venden duros a peseta”, “no aceptes invitaciones de desconocidos”, “nunca firmes nada que no hayas leído antes” ó
“nunca te fíes del comercial de tu banco” habrá que añadir otras de nuevo cuño
como “nunca mandes tu login/password por email” ó “nunca instales un app en tu
tablet si no conoces su procedencia”.
Soy un tipo optimista, y nunca pierdo la esperanza de que
algún día les podré decir a mis hijos: “ Y mira que te lo dije veces, pero tú
ni caso”.
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